ALLI ME ESCONDI Y ME LUCI
La vida cambia de la noche a la mañana. Mi primera noche no pude dormir y me quede clavado en la ventana. Observando la nieve, las seagulls, las nubes aceleradas y el amanecer a las 4 de la mañana. El barrio de Torry es pesquero y se ve todo el puerto.
El restaurante tardaría en reabrirse casi una semana y yo que soy tan chulo, lo arreglaría todo en un par de mañanas. Si, si... abrir se abrió, pero la puesta a punto se consiguió despues de 8 semanas.

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7,Summer Street... AURIGA RESTAURANT.
Solo se me presentó esta salida. Podrían haberme llamado desde la Patagonia o de Tokio, que allí me hubiera presentado. El calor de Septiembre cuando estas solo, abandonado y cabreado, no me gusta demasiado. Prefiero el frío de Aberdeen aunque no sepa donde se encuentra ubicado.
Solo intuía que pertenecía al Reino Unido, pero no que estaba en la última punta y que hacía tanto frío. Cuando mi avión aterrizó no hacía tanto frío, había dos escoceses con cara de pocos amigos que me miraban de arriba a abajo para averiguar si yo era igual o mas sinvergüenza que el pseudochef impostor que los había engañado y por el cual tuvieron que cerrar el mismo día de la inauguración y verse obligados a tirar de la opción B. Yo era la opción B. Yo no sabía inglés. Yo estaba asustado y acomplejado pero bien que lo disimulé.
Pero las circunstancias quisieron que conociera Escocia, un país fantástico.Golfos como ellos solos... por eso congeniamos. Se resisten a dejarse entender porque entre que siguen utilizando el gaélico, se quieren entre ellos tanto, y son tan cerrados... uno tiene que ir abriendo camino con un machete para poder seguir su paso. Después de diez u once horas de duro trabajo, los shots, los doubles and the paint of Guiness en el Pub de abajo no ayudan demasiado. Con mi voluntad, alguna ayuda de mas y los gestos cargados de voluntad para hacerme entender, conseguí intimidar con mas de un escocés. Gesticular cuando el de enfrente es receptivo te alienta a seguir por ese camino.

Los cementerios lucen a pares dentro del casco urbano. Al principio dan escalofríos pero luego te encanta el decorado... Y hace un frío del carajo. Ni eso ni la ausencia de sol me importaron demasiado. Las Seagulls (gaviotas) sí que me intimidaron. Que golfas y guarras que son, se comen hasta lo que hayas vomitado.

Las chicas no me hacían mucho caso
Hasta que apareció Margaret, con 21 años. Mi polaquita me hizo regalos por mi cumpleaños.
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