HISTORIA DE UN ESPERPENTO
Se me revuelven las tripas cuando veo a una panda de
políticos inútiles dándose abrazos sonrientes para salir en la foto después de
haber quebrado una sociedad creada por expertos en arruinar pueblos y
enriquecerse. Estos trileros dejan una roncha de 42 millones de euros que
tendremos que pagar todos nosotros. Repetimos: La historia de la Mancomunidad
de Municipios del Bajo Guadalquivir ha sido un mal sueño pintado de chapuza que
debería estar en el manual anticorrupción de todo aquel aspirante a ocupar
cualquier tipo de cargo público en esta región de súbditos que miran para otro
lado mientras nos roban.
Resulta que... al mas puro estilo chanela progre, se monta
un chiringuito, se apuntan cuatro compadres, se enchufa a unos coleguitas, se
trata con empresas afines, se pasa todo por un gestor que no pide papeles ni
justificantes, se hacen barbaridades con total impunidad, se ejecuta un
proyecto pero se olvidan tres... y todo ello bajo el manto cubrelotodo
protector de la gran ubre que amamanta todo este tipo de acciones y conductas chulescas
durante 30 años para que impunemente se siga mangoneando a los andaluces. Las
idas y venidas de dinero fluyen para que éste desaparezca como un fantasma. Cuando
el reventón salta a la opinión pública y estalla el escándalo de forma clara y
concisa, deciden que quien tiene que poner orden y liquidar la sociedad sin pedir
responsabilidades sea una compañera de partido de quienes han cometido el
fraude. Se corrobora que apenas hay documentación, que los gastos descomunales
no están justificados, que el dinero no aparece, que la praxis estaba fuera de
control, que ... pues eso, que no había ningún tipo de rigor y que cada uno
hizo lo que le dio la gana sin que nadie le pidiera cuentas. Entonces se
determina el cálculo de la roncha y se la adosan a los pueblos perjudicados.
Ahora empieza el surrealismo: El culpable del robo nos
presta el dinero para liquidar tal
porquería consentida. En esta región de gobiernos corruptos y
cleptocracia institucionalizada, cuando una panda de políticos delinque, en vez
de llevarlo a los tribunales y exigirles responsabilidades, lo que se suele
hacer es pedirle el dinero al contribuyente que ni sabe que existía tal movida para
tapar el agujero de derroche por la millonada que han malversado dichos
compañeros. Y siempre son los mismos. Se te va encogiendo la cara cuando esto
ya va oliendo a esperpento y oyes que desde la Junta de Andalucía (la de las
mil tetas donde fluye el pienso adormecedor que ciega) se nos vende la burra de
que gracias a ella nos salvaremos todos (huy! perdón... todos y todas) y que así,
por la intermediación de nuestra madre salvadora, podrán cobrar los
trabajadores, las empresas proveedoras y
los autónomos, ya que nos adelantarán a quienes no hemos tenido culpa de nada
el dinero que debemos pagar para tapar el mangoneo auspiciado y consentido por
ella misma. A saber cómo han facturado toda
esta gente beneficiaria de los contratos y cuanto sobrecoste pactado amplificó
la deuda.
El dolor se agudiza aun más cuando, sonriente otra vez, el
presidente de la Diputación de Sevilla declara rodeado de compinches que
la liquidación de la jodida mancomunidad
ha sido ejemplar y alaba a su compañera de partido. Y otra vez sonrisas... ¿De qué se ríen estos delincuentes para salir
en la foto?. Agradece también el sentido común que han demostrado los
ayuntamientos pagando la deuda sin rechistar para poder seguir avanzando. Je,je
¿avanzando? Lo dicho, surrealismo.
La burla no queda ahí. Cuando en un pleno del ayuntamiento
de Utrera se debe debatir el aprobar o no pagar la parte que le ha
correspondido a nuestro pueblo (perjudicado como el que mas), nuestros queridos
gobernantes aceptan pagar 5'2 millones de euros sin pedir explicaciones,
denunciar o llevar a los tribunales a quienes le endosan esa deuda a los
utreranos... Esta es la historia y así la he contado.