Café GLORIA´S
Cocktail Bar Plaza de
España. Tfno: 95 5860229
Siempre he pensado y dicho que cuando sales a tapear hay que
probar cosas que no sueles comer en casa. Si me ofrecen algo que desconozco cuando
salgo a comer fuera, automáticamente será mi elección por muy raro que sea. Allá donde fueras, come lo que vieras. Me da
igual que el solomillo al whisky esté buenísimo, que la pechuguita de pollo
al... no, no (de ninguna manera quiero pechuga de pollo), que las gambas sean
frescas, que haya 20 montaditos distintos, que el frito variado sea del día,
que la carrillada esté recién hecha o
que el filete de secreto, pluma o presa sea tierno. !Eso lo tengo en
casa cuando quiera! La diversidad es la
que te abre las puertas a la curiosidad y luego la mente y la predisposición te
ayudan a educar el paladar. Es como viajar.
Pues nada, aquí viene el Nene
Pitín a ofrecernos comida casera de toda la vida. Pero, ojo, tiene truco. Tanto
que me da la razón, porque en Gloria´s
se consigue que la tradición llegue al calificativo de novedad. Paradojas de la
vida que el muestrario de la pizarra de este establecimiento hace tiempo que ya
no está en el menú habitual de cualquier familia. Resulta que en los tiempos
que corren, la comida rápida y precocinada, las madres con prisas, los niños
caprichosos que se salen con la suya, las dietas, las modas y las
prescripciones médicas han reducido notablemente la ingesta de determinadas elaboraciones
que comían nuestros padres y abuelos. Y es que hay gente (veinteañera y
treintañera mayormente) que jamás ha probado la mayoría de las tapas que
nosotros tuvimos el gusto de saborear.
MOLLEJITAS AL VINO BLANCO (tiernas y
jugosas con su textura mantecosa), HIGADITOS DE POLLO EN SALSA (riquísimos), MANITAS
DE CERDO (para chuparse los dedos), CONEJO AL AJILLO (sabía a conejo y a ajo), MENUDO
DE TERNERA (melosos y con su puntito picante exacto que nos resultaron
exquisitos), ATÚN ENCEBOLLADO (mala suerte que aquel día no convenció y en el
plato se quedó), RIÑONES AL JEREZ (yo me distraje y no los probé, pero olían
bien), ESPINACAS CON GARBANZOS (con su majado de ajo y pan fritos, comino y
pimentón), y ... sin duda, el plato estrella que yo recomiendo, BACALAO A LA
ROTEÑA (una casi versión del Bacalao al Club Ranero que en cualquier restaurante
te cobran un pastón).
Mi padre no entendía que acabáramos hartos y satisfechos
por 11€ por barba y mi tía nonagenaria rebañó los dos platos de bacalao. Dos canastillas
de pan gastamos. Y es que 7 tapas como casi platos, 6 vinos tintos, 1 oloroso, una cerveza y un
licor en la sobremesa por 32€ nos pareció demasiado barato. Si no hubiéramos
pedido innecesariamente a última hora unas ridículas anchoas que fueron lo más
caro, el precio aún hubiera bajado. Contradicciones de este negocio que el buen
hacer se cobre a dos (con mínimo margen de ganancia) y una latita barata del
supermercado sobre un panecillo casi tostado valga más de seis (con un
beneficio del cuatrocientos por cien). La paradoja es que lo que no tiene
mérito fue lo más desorbitado. Resaltar también que las huevas rebozadas no es
que fueran congeladas... eran precocinadas y no había quien se las tragara,
además de no estar a la altura del resto de la pizarra.
Yo a este tío lo he visto (vestido de Maitre en medio de un
comedor repleto y sobre una mesa auxiliar con los utensilios necesarios)...
elaborar y flambear unas Creppes Suzette en un rechaud, despiezar una pierna de
Cordero sin mancharse los deditos, limpiar y racionar una Dorada a la Sal
mientras hay cuarenta mirando, filetear y servir un Lenguado Meuniere,
volcar una Sopa de Espárragos para seis
sin dejar caer una gota en el mantel, aderezar al punto deseado sobre un bol de
hielo pilé un Steak Tartar, filetear y napar con su Bearnesa un
Chateaubriand... y muchas cosas mas. Marcar, pinzar, trinchar, ofrecer, dar a
probar, servir vino con su protocolo y cortar sobre el gueridón jamón para diez.
Y, cómo no, impresionarnos con la elaboración de coktails clásicos internacionales. Ahora lleva este atípico negocio
multiusos e indefinido en plan familiar. No es Speedy González, pero su
eficiencia supera con creces la espera porque las cosas hay que hacerlas bien. A
un fantástico Whisky Sour nos convidó y la única pega que le pillé fue que la
rodaja que acompaña al cherry no era de naranja sino de limón. Y es que, como
en la comida, un ingrediente protagonista en la elaboración no se puede repetir
nunca en la guarnición. Por algún lado se la tenía que dar... a ver si
encuentra la Angostura para mi deseado Manhattan porque, si no, se la tendré yo
que llevar. Recomiendo probar el Bloody
Mary que él me enseñó a preparar, nunca en coctelera sino en vaso mezclador, y
con el que suelo triunfar.
La humildad del género, la falta de glamur en la materia
prima, la sencillez de la oferta culinaria o la ausencia de nomenclaturas
sofisticadas en la carta, no están reñidas con la excelencia de lo que nos
llevamos a la boca. El paladar no entiende de precios y solo agradece lo que
está bueno. Pues eso es lo que está haciendo
Coco, la guapa parienta metida a cocinera que con ayuda de su marido y
paciencia de madre está consiguiendo resultados más que aceptables. El trato
es agradable y la relación
calidad-precio óptima. El sitio es
amplio pero confuso por no parecer lo que es. Tiene musiquita al gusto,
hermosos ventanales por donde entra la luz, dos terrazas para tomar el solecito
mayores y chiquillos, los baños están equipados y limpios, el horario es
ininterrumpido pues está abierto todo el día con desayunos, aperitivos, comida,
copas, cocktails, meriendas y servicio de cafetería heladeria. Lo dicho, un
lío.
Cuando vayas a viajar en tren, párate un momento en este
sitio y tómate un café. Comprobarás que es cierto lo que vimos y que no exagero
en lo que digo. Solo entonces lo podrás o no comprender. En Don Clemente,
cuando vas a coger el tren.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
UTILIZA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN CON EDUCACIÓN Y HAZ TU COMENTARIO.