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miércoles, 1 de enero de 2014

ENE 2014 DESNUDAS, OLVIDADAS Y SIN MAQUILLAR



 DESNUDAS, OLVIDADAS Y SIN MAQUILLAR

 Va a ser que no, que no las quiero contemplar desnudas ni olvidadas sin maquillar. Parece un tema menor o inexistente, pero hay mucha gente que sufre a diario las consecuencias de su decadencia por falta de cuidados. La indolencia, indiferencia o desconocimiento generalizado ante tal “problemilla” me hace sentir pájaro raro. Nos quejamos de mil cosas y olvidamos por donde pisamos y circulamos. De tantas cosas que se han escrito sobre Utrera, no tengo constancia de haber leído algo relacionado con el mal estado de nuestras calles y avenidas. Calles con nombre y apellidos ilustres donde el efecto visual es lamentable.
 




Tenemos un parque móvil inmenso (de los más grandes de Europa) que genera una considerable cantidad de recursos que se supone deben ir destinados al mantenimiento de las infraestructuras que favorezcan el tránsito urbano. Con casi 22.500 turismos, mas de 1.500 camiones, bastante más de 2.000 motocicletas, rozando los 6.000 ciclomotores, 2.000 tractores, casi 1.000 remolques y algunos autobuses; creo yo que hay financiación suficiente para un buen lavado de cara, un lifting adecuado, limpieza corporal y un mantenimiento apropiado. No olvidemos los 3.950 vados y sumemos la zona azul y las multas. Y es que hay que pintar, señalizar, embellecer y maquillar para que nuestros visitantes no solo disfruten de los dulces y la visita al santuario. Deseable sería que apreciaran el buen estado de las calles y no su desnudez y olvido.





Si pagamos religiosamente el impuesto de circulación, esta aportación y obligación deben ser correspondida por parte del Ayuntamiento que la recauda para mantener en buen estado la vía pública. El compromiso debe ser recíproco, pues pagamos y tributamos para recibir a cambio un servicio. Este impuesto debe redundar en la calidad de vida de quienes transitan, circulan, o simplemente pasean por las calles de Utrera.





¿Un paseo en bici? No, gracias. Que yo no quiero pasear. Lo que tengo es una necesidad: ir al trabajo o hacer gestiones en mi bicicleta, con mi peque en la sillita de atrás, y no me atrevo pues el batacazo puede ser de órdago. En el Ayuntamiento se presume de carril bici cuando lo que tenemos es una obra a medio acabar donde no se necesita, pues aquí no hay grandes avenidas, ni la velocidad media es lo suficientemente alta para que se necesite tamaña obra. Si lo que quieren es desviar el tráfico, pues mira por donde, yo no necesito usar un circuito pintado en el suelo, esa veredita llena de cacas de perro, sucia y desolada que no me conduce a ningún sitio que desee. Yo quiero, porque es una prioridad, desplazarme hasta la Estación de Tren desde Los Militares, recoger al niño en la Casa de la Cultura, pasar por Las Veredillas a ver a los abuelos y volver a casa ya casi de noche.



Ardua tarea, pues las vibraciones que provoca el adoquinado en mal estado los asume tu cuerpo desprotegido y los desperfectos y agujeros en el piso te pueden mandar al suelo en cualquier momento. Parches, baches, socavones, bultos, adoquines desgastados mal colocados, grietas interminables del ancho de la rueda de un ciclomotor, pliegues y dilataciones que delatan que no se han debido hacer bien los trabajos. Hay muchos acerados desnivelados que atentan contra la integridad de los carritos de bebe. Pensemos también en nuestros mayores. Hay muchos que tienen problemas y miedo  a transitar por ciertas calles que se encuentran en una penosa situación. Hablamos de casi una treintena de vías que no garantizan al viandante un recorrido plácido y seguro.
 



Nuestros coches estarán muy limpitos, pero las averías por problemas de suspensión, holgura en la dirección, trócolas en mal estado, desgaste de los neumáticos ...etc. están a la orden del día, sobre todo en los más viejos y en los utilitarios de más de 3 o 4 años , que es donde se empieza a notar el cimbreo y las vibraciones;  solo hay que mirar el zigzagueo del volante. Y si hablamos de los ruidosos ciclomotores, podríamos cansarnos de nombrar calles e intentar adivinar o saber escoger la ruta adecuada por la que llegar a nuestro destino sin temor a ningún incidente o imprevisto. Y es que hay sitios por los que uno no se atreve a pasar.

Quiero dejar constancia de que la desnudez, olvido y falta de maquillaje que yo visualizo en las calles de Utrera, no viene de ahora, ni hay un responsable concreto a quien culpar, ya que esta herida en nuestra ciudad duele desde hace décadas. Después de veinticinco años que hace ya que marché, vuelvo y seguimos padeciendo el mismo problema con la mala colocación e inexistente mantenimiento del preciado y clásico adoquinado. ¿Tendrías tan mal atendida a tu amada o amado? Invito al estimado lector que haya llegado al final de estas líneas, que tenga la deferencia de comprobar sobre el terreno la veracidad de lo anteriormente expuesto.



 Estas palabras han salido de un utrerano que solo pretende colaborar y aportar. Podría ilustrar mi artículo con un centenar de fotos que apoyan mis comentarios y confirman que ellas, nuestras calles, siguen estando desnudas, olvidadas y sin maquillar. 

JOSÉ FLORES SÁNCHEZ

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