Pensar que alguien es superior al
otro es una solemne tontería, aunque noble tarea es intentar que sea más justo
el reparto de poder, y en eso llevan toda la razón. Pero hacerlo queriéndose
parecer a nosotros, me parece una gran estupidez. Me enfrento y menosprecio
porque así lo entiendo, a todo el feminismo político radical. TODO!! Me repele
la manipulación sectaria, edulcorada y teledirigida por aquellos políticos que
en nombre de la "Igualdad" justifican y amparan que cualquier mujer o
niña de 16 años tenga derecho a cargarse la vida de un hijo por no desearlo.
Ella sola va a la farmacia o a la Clínica autorizada, si han pasado unas
semanas, y se carga una vida. Pero es que aquella noche
estaba muy borracha y se le fue la olla, ¿vale? Se siente legitimada para tomar
esa decisión unilateralmente porque el hombre aquí no pinta nada; el día del
refregón, con amor o sin amor, sí. Estos voceros del activismo que yo repudio
son los mismos vainas que se atrincheran delante de la Guardia Civil
defendiendo a una cría de Buitre, un
pollito de cualquier avecilla desprotegida que está en peligro, el ecosistema
de los lagartos, la biodiversidad que
permite la reproducción de especies autóctonas que nos importa muchísimo a
todos y a todas...etc. Haz el Amor y no
la Guerra, compañero, pero un bebé humano no nacido sí se puede matar. Voy
contra el feminismo. A mi sobrina no la puedo mandar por tabaco o que se traiga
una litrona, pero deshacerse de un bebe sin que se enteren sus padres sí que
tiene derecho... maldito ZP.
Estamos divididos a partes
iguales para que nos complementemos y no para que nos matemos, asumiendo
papeles distintos, inquebrantables y para siempre, por mucho que se empeñen las
de las pancartas. La mayoría de ellas se pasan el día mirándose al espejo y
pintándose las uñas mientras nosotros perdemos las horas en el bar de abajo
malgastando y hablando tonterías. El machismo y feminismo actual son una
cuestión de egoísmo y un negocio político que, paradójicamente, alientan muchas
que ansían poder tener y lucir, como en los anuncios de perfumes, lujuriosos
cuerpazos de tías buenorras que ponen cara de "ven aquí moreno",
"dámela toda, mi amor"...etc. y luego se escandalizan con el lenguaje
sexista. El alto grado de exhibicionismo e impudicia actual que se ve por la
calle, despierta conciencias y apéndices. Nosotros berreamos y ellas se hacen
desear.
El origen de esta bendita
desigualdad (dígase también diferencia), señoras mías, nace en el propio
génesis del Ser Humano y de la inmensa mayoría de los animales no
racionales. Nuestros ancestros copulaban como el resto de bestias, ella
sumisa y el maromo
dominante, por detrás, aunque con la variante de que evolucionaron y pudieron
hacerlo cara a cara. Tenemos además otra inmensa suerte; y es que las féminas
actuales no tienen períodos cortos de celo, sino que están activas todo el año.
La hembra engendraba, paría y amamantaba, exactamente igual que ahora, mientras
que el macho con más fuerza física, salía de caza y defendía a la tribu de los
depredadores, algunos de los cuales podían detectar olfativamente una
hemorragia menstrual y convertirse en un peligro para la integridad del grupo.
Entonces ellas se especializaron en la agricultura. Que no es que se quedaran
en casa haciendo la comida mientras el marido se iba de putas.
Cada uno tenía su función porque no había activistas que pretendieran mezclarlos. Si es que la cosa iba mejor cuando no había políticos, pero llegando la modernización, comenzó la perversidad del hombre, que en la mayoría de las culturas sometieron a las mujeres a estructuras patriarcales (judaísmo, cristianismo e islamismo), negándoseles los derechos humanos más elementales que les privaron de cualquier atisbo de libertad e independencia. Y algo de eso, o bastante, desgraciadamente, queda todavía en este maloliente mundo.
Cada uno tenía su función porque no había activistas que pretendieran mezclarlos. Si es que la cosa iba mejor cuando no había políticos, pero llegando la modernización, comenzó la perversidad del hombre, que en la mayoría de las culturas sometieron a las mujeres a estructuras patriarcales (judaísmo, cristianismo e islamismo), negándoseles los derechos humanos más elementales que les privaron de cualquier atisbo de libertad e independencia. Y algo de eso, o bastante, desgraciadamente, queda todavía en este maloliente mundo.
Para todo esto hay una mundana
explicación: coloca a dos seres vivos en una situación de lucha por la
supervivencia y un liderazgo; uno claramente más fuerte físicamente y el otro más
débil. ¿Qué sucede? No hace falta ser un
experto. Jodida naturaleza que dicen que es sabia pero también cruel. Un
cachetazo trasero, un tironcito de pelo o una guarrería consentida, molan; pero
someter a la hembra porque aquí mando yo, como que no. Ellas quieren protección,
no que las sometamos.
Si hay que descargar a mano un camión lo antes posible, siempre será aconsejable emplear a cuatro hombres jóvenes y fornidos (aunque feos), que a cuatro chicas preciosas. Si, por el contrario, la tarea es la de promocionar para su venta un producto de cosmetería, (mucho más agradable que descargar el maldito tráiler), recurriremos sin duda, a la atractiva delicadeza y al temple de ellas. Las pruebas de esfuerzo físico en todas las disciplinas deportivas favorecen a los varones, y en las rítmicas, artísticas y sincronizadas suelen destacar las hembras. ¿Acaso no es el bailarín o patinador quien levanta y sostiene a la bailarina o patinadora durante bastante tiempo en el aire?. ¿Y quién de ellos tiene más mérito y es mayor objeto de deseo?. Pues según como lo miremos, porque no hay que mezclar, somos distintos por suerte.
Mientras nosotros perdemos el tiempo y las
fuerzas en bravuconadas, ellas observan, analizan y actúan. No verán ustedes
nunca a una mujer arriesgando su vida en la carretera porque se ha picado con
otro coche, o pegando nudillazos en la barra de un bar para realzar sus
comentarios subidos de tono, o retándose con un desconocido por su honor.
Mi
chica de Madrid, Lorena, cuando me veía despotricando en la cocina, estresado
con mis fuegos que no eran los suyos, preocupado, furioso por su tardanza y el
verla fumando (yo creo que lo hacía para provocarme y dejar bien claro quién
manda), se quedaba apoyada en el quicio de la puerta, le daba en silencio sin
abandonar su media sonrisa picarona chulapona que me encandiló, dos caladas mas
al cigarrillo que ya había sacado unos centímetros del área restringida, y
callaba. Callaba y consentía. Una mujer no necesita chillar porque en silencio
es capaz de dejarlo todo bien claro (nunca me contradijo, rechazó o se me
enfrentó en público) y después se puede ir a tomar una cerveza con tus rivales
mientras uno termina el servicio, recoge y limpia su territorio. Cuando yo aparecía con ropa de calle, ya más
calmado, la encontraba rodeada de moscones que
me recordaban el bombón que tenía y que, entonces, era solo mío. Ella nunca
pensó que yo era un infeliz que no agradecía el que hubiera hecho 54 kilómetros conduciendo como un
hombre para venir a verme. Me dejaba berrear y luego me hacía comer y beber en
sus manos y/o donde ella quisiera.
Berreamos y se hacen desear...Esa es la vida, feministas de plástico. Cada tres noches la recuerdo y la deseo. Nuestra canción era "Yo he sido tan feliz contigo" ... Era un presagio. La cantábamos juntos, como niños, en el coche a 140 por hora (cuanto te echo de menos, Lorena)como tantas otras, a dos voces, cuando éramos felices y nuestro vello corporal se erizaba solo con mirarnos y olernos. Jamás he visto a una tía conducir de esa manera, casi tan bien como yo, pero no tan precisa y temeraria. Era lista y viva, por eso me abandonó. Sí, ella de mí prescindió. Lo que no entiendo es como tanto tiempo me aguantó.
Al cantarle mis versos, que más que poemas son lamentos, prima adorada, sepa usted que cada estrofa va adornada con su imagen, con su perfume, con sus besos, con ese amor descarnado y violento que suele entregarme en cada encuentro.
Dicho esto, todavía habrá algunas tontas, de tantas que hay en el
otro bando, que me tachen de asqueroso machista, egoísta, tonto que se cree
alguien porque escribe en una revista, infeliz porque no soy feliz, provocador
e incluso violento o maltratador, ya que estamos.Berreamos y se hacen desear...Esa es la vida, feministas de plástico. Cada tres noches la recuerdo y la deseo. Nuestra canción era "Yo he sido tan feliz contigo" ... Era un presagio. La cantábamos juntos, como niños, en el coche a 140 por hora (cuanto te echo de menos, Lorena)como tantas otras, a dos voces, cuando éramos felices y nuestro vello corporal se erizaba solo con mirarnos y olernos. Jamás he visto a una tía conducir de esa manera, casi tan bien como yo, pero no tan precisa y temeraria. Era lista y viva, por eso me abandonó. Sí, ella de mí prescindió. Lo que no entiendo es como tanto tiempo me aguantó.
Al cantarle mis versos, que más que poemas son lamentos, prima adorada, sepa usted que cada estrofa va adornada con su imagen, con su perfume, con sus besos, con ese amor descarnado y violento que suele entregarme en cada encuentro.
¿Yo misógino? Afirmo, entregado y convencido, que no hay nada más bello en la creación que una mujer. La belleza supera a la fuerza y la inteligencia se complementa con los defectos. Son cosas distintas, pero sumadas ambas casi se llega a la perfección.
Nada más sublime que la atracción y la dependencia que una mujer hermosa, femenina (que no feminista) e inteligente, puede provocar en alguien como yo, burdo aprendiz de mi héroe de Bergerac. Me derrumbo ante una cabizbaja mirada picarona, me mareo ante un contoneo acompasado con vaivén de caderas y me enciendo con unas piernas entreabiertas, un escote insinuoso, una puesta en escena lujuriosa y unas mallas dos tallas menos. Oír unos tacones ya es bastante para oler el pecado. A ver si estoy descubriendo algo nuevo. ¿Yo misógino? Si aún recuerdo y anhelo entre sábanas amantes de antaño (incluso hasta la que me quiso destrozar la vida, aunque nunca sabrá si lo consiguió porque me tiré yo solo) y todavía estoy esperando a la de mis sueños, a la que pueda decirle "te quiero", pero esta vez de verdad, que me haga un hombre completado y satisfecho... ¿Ven? Yo también caigo en el victimismo. Fácil es sucumbir a ello pero no insuperable. Solo hay que buscar o esperar a otra hasta que llegue la ideal. Y, a ser posible, que el animal más bello, astuto y fantástico de la creación no tenga tan mala leche, si no es mucho pedir.