LA JODIDA NOCILLA Y LAS GRASAS TRANS
Nocillaaa... Pues sí, bien rica que estaba. Ahora la
homenajean Mario y Curro no veas de qué manera, pues su mérito y sitio tiene. Eso
es una cosa y otra bien distinta es que llegue un listillo y nos la cuele por
todos lados como lo que no es. Siendo omnipresente, acabaremos idolatrándola o
repudiándola. Lo digo porque ahora se impone la bollería industrial totalmente
infectada y rellena de Nocilla. Bombas, Cuñas, Palmeras, Croissants, bollicaos,
etc. Increíble que un niño utrerano no
sepa lo que es una torrija de su madre en semana santa, un pestiño en navidad o
si quiera un rosco de reyes... o que existan personas que jamás hicieron en su
casa un simple bizcocho.
Pues sí, qué meriendas aquellas de pan y tulipán. Mi madre,
cuchillo en mano, rascaba virutas de una onza de chocolate sacada del frigo para
meterlas dentro de la viena ya untada por ambos lados con la margarina (el que
no, con azuquita) y luego la aplastaba con las palmas abiertas de sus manos
para que no escapara nada mientras jugábamos y comíamos. No sabíamos lo que era
un donut o un bollo plastificado de la tienda de abajo. Nuestro mayor regalo
sucedía en la tarde de los domingos cuando esperábamos con ansia el variado de dulces
que traíamos de la confitería. ¿A cuánto cabemos? Era la primera expresión que
salía por la boca del primero que supiera de la llegada de tal premio? Rosco de
coco y milhojas para Kisko, pionono y caracola de crema para Antonio, merengue
y borracho para mi padre, a Consu le gustaba el petisú y las palmeras, Ignacio
y yo (como buenos mellis) lo compartíamos todo y así disfrutábamos de más
variedad, Augusto era por lo que le diera y Carlos se iba para lo más grande,
Rafa se pedía tocino de cielo y dulce de piñones... mi madre los que dejáramos.
Luego estaban los dulces de merienda. De pronto, cualquier
día de diario, aparecía una visita o alguien cualquiera con un bandejón (por
aquello de que éramos ocho niños) lleno de carmelitas o bizcotelas, bollos de
leche, lenguas de nata, mostachones, bollos de aceite, un surtido de todo ello
o lo que fuera. Mi tío Paco vendía mostachones de Diego Vázquez y cuando se
quedaban algunas docenas duras, mi madre hacía una tarta de chocolate (nada de
Nocilla) que nos la bebíamos. Fresquita y baratita. Si se acumulaban muchos
restos de otros dulces, hacíamos púding. No hemos sido nunca de Phoskito, Tigretón
o Pantera Rosa (y mira que estaban buenos también para el paladar de un imberbe)
porque estábamos educados en el desayuno y merienda tradicional. En los
bocadillos y el vaso de leche. Jamás me comí una cuña en el recreo del colegio,
churros sí... je,je.
Y es que nos hemos criado con carmelitas, bizcotelas,
hojaldres, borrachos, galletas, brazos, tartas mil, roscos mil, bollería mil exquisita,
nata montada (nada del jodido spray), magdalenas de Maruja, rosquillas,
pestiños, bollos de aceite, torrijas, bizcochos mil, mantecados, milhojas,
alfajores, turrones, pestiños, merengues, fruta escarchada, caramelos de rosa,
cabello de ángel, piñonates...etc. En mi
casa se cocinaban natillas, arroz con leche, peras al vino tinto, compotas de
castañas o de membrillos, poleás, tartas y flanes varios.
Un producto que, tras 15 días estuchado en una bolsa a
temperatura ambiente, mantiene su aspecto, brillo y volumen, no puede ser muy
natural. Y ya sabemos todos cómo se consigue esa artificialidad. Las grasas
trans nos mata poco a poco en cada bollo industrial. Estoy escandalizado por el
paisaje de papelones de macropasteles rellenos de pseudochocolate, crema pastelera que dura una
barbaridad y nata que no es tal, sino mix vegetal. Las grasas hidrogenadas
actúan como insaturadas en el organismo y son corresponsables de enfermedades
cardiovasculares y cánceres. La triste realidad es que, a pesar de que seguimos
teniendo pastelería tradicional de primer nivel, los niños de Utrera comen todo
tipo de porquerías industriales casi a diario.
Otro motivo más para pasar de la Nocilla es que el grupo catalán
Nutrexpa es abiertamente independentista y promueve el secesionismo y la
ruptura con España. Así que mejor Nesquik que Cola Cao, cualquier galleta que
no sea Cuétara, nada de La Piara, Granja de San Francisco, batidos Okey y marca
Bocadelia.
A ver, señoras y señores de Cordero, Reyes, Diego Vázquez
(que pena que Corpas quedó fuera del circuito), José Luis, más todos los nuevos
que hayan llegado: no tiren la toalla, continúen utilizando en sus obradores huevos
frescos, harinas nobles, preparados de crema pastelera de calidad, grasas
saludables, nata y fruta fresca, aditivos y aromatizantes naturales...etc. y luchen contra la imposición de la bollería
industrial. Si seguimos así, nuestros biznietos no sabrán lo que es un mostachón.
Javier Pérez Gálvez
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