VIVA LAS MENTIRAS
Cyrano de Utrera
Por necesaria y eficaz, efectiva y afectiva, curativa y resolutiva, por cuanto busca ayudar y no por lo que pueda perjudicar, !!VIVA LA MENTIRA!! ¿Qué sería de esta vida sin mentiras?
Por necesaria y eficaz, efectiva y afectiva, curativa y resolutiva, por cuanto busca ayudar y no por lo que pueda perjudicar, !!VIVA LA MENTIRA!! ¿Qué sería de esta vida sin mentiras?
La falsedad y la traición son mucho peores que una buena
mentira.
Las mías fluyen cuando, utilizando el sentido común y sin hacer daño, me sirven para algo. Y las tuyas, mientras ayuden a mejorar, las contrato. Las de los demás las acepto
mientras no perjudiquen al contrario. Hasta los animales mienten por necesidad y, a veces, solo es
para salvar su vida. Solo a veces, porque otras es para matar. Pero este
sería otro tema, el de la supervivencia. Pues vaya como Dios ha planificado lo
de sobrevivir en este mundo en paz y feliz. ¿Naturaleza sabia? La naturaleza es
cruel. Por eso no creo en quien dicen que la creó. Pobrecito mío.
¿Podríamos subsistir sin ellas? Son el contrapeso a la putrefacta realidad y debería estar mejor reconocida en vez de demonizarla como si todo el mundo la empleara con un grado alto de maldad. Pues va a ser que no, que yo cuando la utilizo es para no dañar, salvarme de un marrón, ayudar a quien no merece castigo, consolar el dolor de un demente, o minimizar aquello que, de haber dicho la verdad, hubiera llegado al grado de sentencia condenatoria.
El mismo Código Penal te permite mentir y faltar a la
verdad para exculpar al cerdo violador de tu padre o a un hermano asesino con el
que llevas sin hablarte 30 años, aun a cuenta de que el perjudicado denunciante se
quede sin justicia. ¿Ven? Una asquerosidad. Repetimos: defender con una mentira
a un demonio es una acción asquerosa pero legal. Defender con una mentira a un inocente que no
tiene primer grado familiar puede llevarte a ti también a la cárcel.
Inexplicablemente no se puede aplicar esa norma sobre mi vecino amigo (por el
que daría la vida, pues me ha dado mucho más cariño, lealtad y generosidad que
algunos que llevan mi sangre) y nunca podré echarle un cable.
Las mentiras buenas son necesarias, rentables y jugosas
desde que te levantas hasta que te acuestas. Vamos, desde que naces hasta que mueres.
Lo curioso es que no podríamos vivir sin ellas, pues la realidad se puede
falsear como uno quiera, pero la mentira bien instrumentada no hay por donde
demonizarla, pues sirvió para ayudar a afianzar una gran verdad. Es una bendición
tenerlas a mano para que este mundo funcione cuando la verdad
es más cruel que el engaño. Yo recurro a ellas para completar pareados...je, je. Qué malvado es Cyrano.
Con el eufemismo de piadosas hemos querido justificar lo que
no se llega a entender como engaño, sino cómo un favor, un sacrificio de la
honestidad para hacer el bien y ayudar al prójimo. Tonterías. Por esa misma
regla de tres, a ver quien establece el baremo para criminalizar, endemoniar y
calificar las peores, y quien decide
cuáles son las menos dañinas, las mas permisibles o tolerantes. La falsedad y la traición, amigos,
eso sí que es malo.
Hemos querido, por conveniencia, confundir y mezclar las mentiras
con la falta de honestidad, cuando ni siquiera siempre son faltar a la verdad.
Asociarlas siempre a los sentimientos criminales fue también otro fácil
recurso, pero la verdad es que nacemos con la mentira incluso no siendo
necesaria. A la cárcel deberíamos ir todos por mentir a nuestros hijos durante
años con la gran trola de los Reyes Magos, por dejar que ellos solos descubrieran que lo de
Adán y Eva es un cuento estúpido que no se lo traga nadie, o por, ante sus
interrogantes, insistir en que los bebés los traen las cigüeñas desde
París. La mentira puede ser pragmática y también docente. A nuestros peques se la aplicamos con dosis medidas y estudiadas constantemente para que aprendan y se críen honestamente. Disfrazarla como un teatro hasta que su intelecto juzgue por sí mismo. ¿También somos culpables quienes hemos consentido el engaño porque, ya
sabiendo la verdad desde hace años, no advertimos a nuestros hermanos pequeños? Lo verdaderamente trágico de una
mentira es cuando se articula para cometer una traición. Eso es lo único que no se puede
permitir nunca jamás. Mentir hay que mentir, muchas veces, pero traicionar no
se debe hacer nunca.
Hago esto por tu bien y cien veces lo volvería a hacer. Te
quiero, cariño, y para que no te dé otro infarto no te cuento lo que realmente
ha sucedido. Mi abuela murió sin enterarse de que Augusto falleció. ¿Piadosos? No
lo fuimos, solo utilizamos el sentido común para evitar un mal mayor. Y es que ocultar la dolorosa verdad a ciertas personas sirve para
aplazar convenientemente la visión de la cruda realidad. Esto puede ser el mayor acto de
responsabilidad que podamos ejecutar.
El antónimo de la verdad no es la mentira. Yo sugeriría la falsedad, la traición o la deslealtad. Y el
de la mentira sería la jodida realidad, la que a veces hay que
disimular o enmascarar. Y ello no es mentir. Vaya con eso de tanto criminalizar el hecho
de quitar una palabra de aquí y ponerla allá. Miénteme si es necesario mi amor.
Solo seré herido de muerte si ello conlleva una traición.
Por el contrario, aborrezco y califico terroríficas las medias verdades rodeadas de ambigüedad malintencionada, el relativismo confuso, la tergiversación de la historia y los fraudes ideológicos que tienen engañados a medio mundo para que se trague dogmas asquerosos totalmente manipulados y depositen su voto a favor de dictadores atroces disfrazados de buen rollo. Eso sí que es malo, embarrar a la gente con palabras bonitas y promesas imposibles de cumplir. Por eso digo que viva las mentiras, las mías, que soy buen tío.
Todos necesitamos mentir... solo hay que tener claro cuándo
y cómo. Si eres honesto y noble, te será fácil emplearla en la situación
adecuada. Te lo pedirá el corazón y la razón. Defiendo y reivindico la mentira
cuando es necesaria o productiva.
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