Bar Cafetería Alonsi
c/ Belmonte,1 Tfno: 954862870
Aunque ya pueda
cansar, tendremos que aclarar por enésima vez que, incluso arriesgando, siempre
defiendo y apuesto por la valentía de los jóvenes que hay empujando en la
hostelería currándoselo con ideas nuevas y frescura en sus propuestas. Solo el
hecho de intentar actualizar, avanzar y sorprender al personal luchando contra
"lo típico" con inventos no establecidos en este dificilísimo,
sectarísimo e ingratísimo pueblo, merece mi
respeto y predisposición al apoyo de tan ardua tarea, sea quien sea. Así que, dicho esto, (igual que ayer y antier)
estoy libre de sospecha. O al menos eso creía.
Rehúyo
desconfiado de los establecimientos acomodados que pretenden perpetuarse como
lo que no son viviendo de injustas rentas y autocalificándose con alta nota simplemente
por llevar abiertos muchísimos años. Lo del "guiso de la abuela, lo
campero, y ahora lo ecológico" me pareció siempre un infame artilugio propenso al fraude en manos
de sucedáneos oportunistas. ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? Que va, ni
mucho menos. La peste y la mugre en una tasca no está justificada porque se
asocie con autenticidad y solera. Igualmente, rodear, enmascarar y adulterar con
snobismos y modas el concepto más básico de la comida (el sabor y el gusto) es
igual de engañoso que encumbrar un
guisote de antaño calificándolo de leyenda porque te imagines a la abuelita en
blanco y negro con la candela de leña, cocinando con la cuchara de palo a fuego
lento y muuucha paciencia con el limonero a dos metros de la puerta de la
cocina y las gallinitas correteando por el patio. ¿Sabes lo que lleva dentro
ese puchero? ¿Y lo malísima cocinera que era esa señora? No magnifico ningún imperativo
que suene tradicional por el simple hecho de que lo parezca si no entendí que
reflejara la historia de un recetario, ofreciera la veracidad contrastable de
un pueblo que cocina de tal manera, o que no rezume calidad en todos los
sentidos. Puede ser una estafa cualquiera como las hay ahora en el fashion 2014
y las seguirá habiendo.
Parece ser
que este no es el caso de nuestra visita (al azar de nuevo) del mes de Marzo,
pues esta casa que lleva más de tres décadas funcionando luce pulcra e
inmaculada con una amplísima carta entendible para todos los públicos que
pretende adaptarse sin demasiadas farfolladas a los tiempos que corren por
nuestros parques, veredas, plazas, avenidas y esquinas. Sí, sí, me lo habían
comentado pero yo había desconfiado. Es lo que tiene haberme despistado con
tantas huidas del pueblo y no haber pasado por allí en un montón de años. Comida
para toda la familia y variopinta carta donde no engañan a nadie porque
apuestan con descaro por la "comida tradicional", por los
"clásicos utreranos", por "lo de toda la vida" y, sobre
todo, por las frituras... demasiada fritura, canijo, demasiada. Pero ahora han
introducido doce novedades que merecen la pena calibrar. Hasta hacen arroces
los domingos.
Empezamos abriendo
boca con unas humildes y recién hechas PAPAS ALIÑÁS ... perfectas de cocción,
aliño y temperatura. Luego nos sirvieron a modo de entrante un MILHOJAS DE
MANZANA,QUESO DE CABRA Y HUEVO DE CODORNIZ... simpático y gustoso triduo adornado
con unos taquitos de fresa de temporada que yo jamás hubiera pedido en primer
lugar dada la cantidad de cosas más novedosas que nos aguardaban. DELICIA DE
GAMBAS AL AJILLO... un fantástico y original croquetón rubio (no negro) redondo
muy bien conseguido (un diez) que sabía a lo que decía porque realmente tenía
dentro lo que decía. Chapeau. ROLLITO ARÁBICO... guisado muy bien, cocina. Me
atrevo a decir que es incluso mejorable con más dátil, frutos secos, cambio de presa
de cerdo por cordero y puntito mozárabe (ya me metí donde nadie me llama). Seguimos
con unas antológicas PAVIAS DE MERLUZA... voluminosas e insuperables.
Fantástica tapa emblema marca de la casa. Yo iba a pedir vinagre para lloverlo
sobre las patatas, pero resulta que no estábamos en un " british take away"
(esta vez sí lo escribo correctamente) y estaba acompañaba por mayonesa y una fresquita
ensalada. Listos que son. CRUJIENTE DE CARRILLADA... confusa nomenclatura pues con
la boca acolchada disfrutamos de un canutillo relleno de un guiso de carrillada
potente, sabrosona, bien condimentada y napado con una salsa de su jugo,
endulzada con vino, trabada y suavizada con nata. Muy, pero que muy rico.
HOJALDRINA DE QUESO DE CABRA... ¿otra vez ese queso?, con miel y mermelada,
vale. Otra vez pasta filo y otra vez fritura. Fallo solo nuestro por pedir más
de lo mismo aunque estuviera muy rico. BOMBON DE ATUN... Notable, muy bien
conseguido, sabroso y recomendable porque su farsa no era una farsa. SOLOMILLO
DE CERDO AL AJILLO... Rico, simplemente bueno y con el tachón de que la salsa al
Jerez (bien ligada y no caldosa) empapó unas patatas que eran de bolsa... lógico
si aquello se llena y hay que darle de comer a 200 o 300 personas en un
servicio. De postre pudimos comprobar que no nos quisieron engañar como la
última vez, pues las tartas clásicas de chocolate y de queso son caseras. La
oferta pastelera se completa con tocino de cielo, flan, arroz con leche y un PAÑUELO
DE POLEÁS con miel y picatostes que fue lo único que probé y superó lo esperado
porque recordando antecedentes donde ya lo había probado, dudé de que fuera
casero. Y es que con la multiusos pasta brick se hacen maravillas (rollos,
talegas, milhojas, paquetes, pañuelos, canutillos, caramelos, samosas,
saquitos...etc) y en Casa Alonsi la rentabilizan en exceso pues es protagonista
en multitud de platos... demasiados. Recordarles a estos profesionales que horneada
resulta mejor y más ligera
La relación
calidad precio es fantástica pues degustamos diez platillos (entre tapa y media
ración) más un postre y unos bomboncitos de cortesía que nos hincharon la
barriga, seis cervezas, nueve tintos Beronia, dos cafés y seis chupitos (nos
pusimos bien) y pagamos (porque mi
Capitán siempre paga) 58'60€. A algo nos
habrían invitado, si no, no se entiende que salgamos tambaleándonos por la
puerta por el precio que abonamos.
El buen
hacer de Consuelo con su gente en la cocina y la profesionalidad de Diego el
gerente y demás camareros en la sala, se notan y agradece demasiado. Hablamos
de un bar con 12 metros de barra, 106 sillas en un enorme salón y otras 58 en
la terraza que a nadie deja descontento. No quiero imaginar aquello un soleado
Domingo de Ramos. El bullicio de la barra ambienta pero no interfiere. Este
clásico ya en Utrera es un sitio sin pamplinas ni engaños, te ayuda a hacer tu
trabajo: el de comer y beber redactando bajo
tu criterio una valoración honesta y fundamentada en lo que te sirven, dónde te
lo sirven y cómo te lo sirven. El buen yantar no necesita de efectos visuales
adicionales ni trampas dialécticas para despistar. Allí se va a comer y
beber... no a interactuar, contemplar el paisaje o hacerse fotos para el
facebook. La atención fue correctísima, el trato cercano, el ritmo nos pareció ajustado,
todos los bocados (unos más que otros) nos gustaron, agradecimos el buen
servicio del vino con su temperatura adecuada y los continuos cambios de
platos. Ah!, importante para mí, los baños están equipados e inmaculados y la
limpieza brilla en todo el local y sus instalaciones.
Si no
quieres correr riesgos cuando solo pretendas comer bien y no te gusta caer en
las trampas de una publicidad engañosa e irresponsable, aquello es apostar a lo
seguro. Auguro que sabiendo elegir entre
más de 40 platos, saldrás de allí colmado y satisfecho por un precio
ajustado. Yo le doy un aprobado alto y un particular reconocimiento sincero por
tanto agrado, pues nos marchamos hartos, medio piripis y encantados ... no como
el mes pasado.
Querido Cyrano, no tiene relación con el post, pero sé que tu memoria (no sé si tu presencia) alcanzará la Utrera de finales de los ochenta. Recuerdo (buenos recuerdos) vagamente la cafetería Stuttgart en la calle Las Mujeres ¿sabrías contarme algo de ella? Gracias de antemano.
ResponderEliminarEstimado lector: Mi memoria falla sobre la cafetería Stuttgart porque, además de ser anterior, no era santo de mi devoción ni a nuestra pandlla nos moló porque no iba con la vanguardia que ofrecíamos como tendencia. Eramos de cintas de chromo, Sarai, casettes reverse, porros de apaleao... muchos porros... litronas y tintos de verano del PacoJavi... polvetes en el coche... muchos polvetes para contarlos... joder!! y después carreras desafiantes a las 4 de la madrugada. Ahí debería haberme quedado, con mi Brightom reverse y el coche de mi padre abollado. AHÍ debería haberme quedado!!
ResponderEliminar¡¡¡SARAI!!! Cuando yo llegué a Utrera ya no existía, o daba los últimos coletazos. Siempre escuché versiones contradictorias ¿Estaba en la calle María Alba? ¿Qué tipo de gente iba por allí? ¿Qué se hacía? ¿Qué se ventilaba?
EliminarPor cierto, seguro que todos pensamos que si nos hubiésemos quedado en alguna parte del camino nos habríamos ahorrado muchas malas historias (pero otras tantas maravillosas, la mayoría). Malos pensamientos que no van a ninguna parte... Pero esas carreras con esa moto de 30 cv y apenas 90 kg no me las quita nadie.