CAMBIO MI ESPADA POR LA PLUMA

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domingo, 1 de septiembre de 2013

SEP 2013 A JOSE MARIA MONTOYA LOPEZ



NATALI  ES  DE  RUANDA



Y huyendo del miedo se fue a Nairobi a vivir. Natalí no tiene casa, ni padre, ni suelo, ni pan, ni esperanza.  Lo mismo da si la negrita quinceañera fuera de El Tinte, de Las Veredillas, o de las Casas de Vecinos con pozo y baño compartido, macetas de geranios y gitanillas que huelen a puchero y fritanga. Da igual, seguro que por ahí aparece él y monta un rastrillo, o un concierto, o una exposición de cualquier cosa para recaudar fondos con los que paliar la desdicha de esa niña. Y es que él siempre se preocupaba de los demás. Yo creo que le explotó el corazón porque no le cabía en el pecho. Utrera está de luto, y el que no lo sienta así, es que no se ha enterado de nada.

Quién le va a pagar todo este mal que le han hecho. Quien será capaz de reponerle su cielo. Quien le va a pedir perdón. Quién le va a curar la herida  a esa vida que se muere de dolor. El dolor que a veces olvidamos. El dolor, el efímero (si nunca acaba... vaya tontería que he dicho) y el que se queda para siempre, soldado, tan duro como necesario, tan  temido como olvidado, tan de uno y tan privado... y es que el mundo está lleno de dolor y de gente dispuesta a mitigarlo.

Atenderlo en la Abuela María era una delicia, pues tenía buen trato, y a pesar de su afiliación futbolera que me daba juego, pues soy del contrario, te embelesaba con esa sonrisa atractiva, serena, cautivadora y tan cercana que rozaba la insolencia. Y lo digo así,  porque me da la gana, ya que soy hombre libre de sospecha. Menudo pájaro. Además era un guasón de mucho cuidado. Cuando la Emilia vino, puso en su casa un puesto de besitos por las rebajas (hay que tener arte para ocurrírsele eso), y por la calle tuvo de vigilancia un cuartel de chiquillos que suspiraban, mirando entre cordeles de ropa blanca, unas fosforescentes bragas naranjas. Cuantos sueños hemos  adormecido con bragas, sean o no naranjas. ¿Ven como era un cachondo? Y es que Emilia tenía justo en el pecho un lunar pequeñito redondo y negro. Cuando la Emilia vino, me preocupaba una cosita rara que me ahogaba. ¿Se entiende todo, no? Ahí está el hombre, disfrazado de enorme árbol que ahora deja desprotegidos de su sombra a muchos sin zapatos que tendrán que buscarse las habichuelas por otro lado. Y lo harán en silencio por mandato. El se fue para siempre sin ruido ni sobresaltos, porque la sobreexposición y exaltación gratuita de su mortandad no fueron nunca de su agrado. Esto lo dice Cyrano porque se atreve a afirmar este alegato que compartirá su gente y allegados. Este pedazo de artista que sobrellevó el famoseo como pudo, no quería velas fúnebres, ni a sus pies un desfile nocturno, ni llantos desmedidos, ni aspavientos fingidos, ni cámaras intimidatorias que busquen la foto para regocijo del gentío. Yo quiero morirme así, Jose María... sin retratos.

La frivolidad y el barullo se disfrazan a menudo de solemnidad, una mezcla que confundiría a cualquiera, pero a él no...repetimos: a el no. Serios cipreses que ensombrecéis la paz y los huesos de los que yacen. Yo nunca vendré para quedarme: me quemarán y volaré, lejos de ustedes, a donde me lleve el aire...

Juro por mi honor que estas prefúnebres letras han llegado a mí cuando la comadre Loli, la que toda la vida la hemos querido en mi casa, me ha prestado el libro de su cuñado, donde queda bien claro que mis comentarios precipitados e imaginados han sido acertados, pues ya se había adelantado a lo que yo intuyo que forma parte de su ideario. Cuando por la calle me cruce con sus hermanos, les daré un sincero y sentido apretón de manos, y cuando vea a las niñas, a cual más linda y buena, un besazo, o dos besazos. No abriré la boca si no es necesario. Ya está todo dicho. Eso es lo que hay. El estilo y el empaque no se compran ni se imitan... lo lleva uno porque sí, y su familia. Vuestro hermano mayor, por el tiempo inexorable que condiciona el recuerdo y el respeto a vuestro padre, ha sido una referencia para más de una vida. Y aunque huyo con desvergüenza de la idolatría y el cobista desmesurado, os ensalzo con valentía, desde el anonimato, pero con gallardía, pues el peloteo adulador e innecesario, casi siempre falso, al que habéis estado expuestos toda la vida y que habéis capeado con torería y garbo, no le vale de nada a este humilde (mentira, jamas he sido humilde) utrerano. Lo lamento de corazón si me salgo del guión, pero es que no puedo evitarlo; las cosas son como son y siempre es mejor ser honesto que falso.


Escondido y cobijado en tu escritura de pulso firme pero no tan legible, hoy, y sin que sirva de precedente, me veo capaz de ilustrar mi pequeño homenaje con tus detallitos que ahora expongo impúdicamente, aún a riesgo de desvelar mi identidad, para presumir de que me tenías en estima, aunque ello no sea mérito alguno por mi parte, ya que repartías calor hasta a los perritos y gatitos de la calle. Ya te vale!! Fíjate si te aprecio, que hasta te perdono con sorna que fueras bético, pero es que no se puede ser perfecto y, menos aún, querer parecerlo. Algún fallo tenías que tener, querido paisano. A ver si cuando me cruce con tu hijo no me llevo un repaso.


A él le gustaban los barcos lentos del tiempo y las barquitas amarraitas, porque ... Amor, se va la tarde, mira que el cielo se oscurece, tengo yo, amor, los pensamientos siempre amarraitos fijos en tus besos... Y se va, la luz del sol ya se va, la luz del cielo se va, solo tú te quedas por mi camino; que poco me importa que el sol se vaya si estoy contigo. No te cabe na, Jose María... anda, anda. Con esta perspectiva, oliendo a yodo , salitre, mar y pescado... Vaya la paliza que le estarás ya dando al respetable de allá arriba cantando con tu guitarra de Palo Santo. Inventándote un tanguillo nuevo, rememorando antiguas habaneras, componiendo algún verso marinero o recordando a tus padres y a tus vástagos, a Antonia... y anhelando a tus hermanos que alguna vez fueron como hijos, pues te lo echaste todo encima cuando el viejo cruzaba el Atlántico. Cuidado, querubines, que este lírico es capaz de haceros pasar por taquilla y así recaudar pelas para socorrer a cualquier desdichado. Hoy, por tí, me desboco... bético que nunca me has soltado un exabrupto desmedido cuando hablábamos de nuestros equipos sevillanos.



Natalí es de Ruanda. Como si fueras, chiquilla, de El Arenal, de la Barriada de La Paz, o de las Casas Baratas. Que aunque no tengas casa, ni padre, ni suelo, ni pan, ni esperanza... cuando llegues al cielo, este poeta bohemio que tanto te quiere, te echará una mano, aunque creas que allí no te hace falta. Capaz es de montar una ONG para ayudar a los infelices de este nauseabundo mundo y así equilibrar la balanza. Sé que ganas no le faltan.


Lo que sí faltan, son campanas en Santa María y Santiago para hacerte los coros, trovador descarado; y faltan gitanos de Utrera para marcarte el compás deseado. Sobran suspiros y resoplos para llevarte en volandas por la puerta grande de donde te toque ir; y sobran lágrimas sobre las que se mesa y bambolee tu barquita amarraita, la que desde el espigoncito del puerto, donde van los marineros, donde se cosen las redes, donde el sol se esconde, rojo se pone , rojo se pone; te haga partir. Guiado por el Farillo de Salmedina o el Faro de Chipiona, para que veas bien la raya que hace la mar con el cielo, que es como un horizonte de besos. Vaticino que te llevará y traerá desde La Habana a casa y vuelta a empezar, despacito, como los cantes de ida y vuelta que tu padre te enseñó a entender. Cádiz te añora hoy, igual que ayer y antier. Y la hermosa capital caribeña también, igual que en tu pueblo, y en el de al lado y el de mas allá, pues en todos sitios te hicistes querer. Te llorarán, marinero... en silencio, por mandato, con el máximo respeto que te has ganado, quizás con una coplilla sabia y antigua o con un bolero bajito descarnado...como te hubiera gustado.

Mi barrio fue una planta de Jazmín. La sombra de mi madre en el jardín. Mi barrio fue mi gente que no está.  Las cosas que ya nunca volverán. Tú ya no volverás, quizás porque tengas tarea allá donde ahora , sin haberlo previsto, para siempre estarás.....pero tu recuerdo y tu sonrisa siempre quedará. Y acabo ya, que otra vez, ladrón,  en silencio, en silencio... repetimos... en silencio, me vas a hacer llorar.

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