El Caballo Blanco ... Tapas
La Corredra, 32 Tfno: 954496469
¿De qué color es el caballo blanco de... La Corredera? Pues
es blanco, muy blanco, está limpio y bien atendido, una carta ajustadita y
divertida, ambiente relajado, mobiliario otra vez blanco que invita a una
relajante sobremesa contemplando el decorado y los detalles donde aprecias que
se lo han currado. A mí me ha gustado, aunque no sea barato. Agradezco no tener que soportar
a los clientes que se entrometen, al
fijo diario que vocea en la barra, la radio o la música fuerte, el estruendo
del vaporizador o el molinillo para el servicio de café, la máquina tragaperras
escupiendo y alarmando, las voces de los camareros pidiendo o reclamando las
tapas, las idas y venidas de peques correteando y el jolgorio que molesta cuando
estás tapeando. Imagino que este establecimiento resultaría de lo más si vas
por la noche a cenar y te acompaña la música relax adecuada o romántica
mientras compartes las tapas con tu enamorad@. Hay velas y hay cera derramada.
Da gusto cuando un camarero que podría ser un Jefe de Sala (aunque
vistiera jersey y no camisa, chalequillo
y corbata), te atiende en su justa medida, sin excesos, sin entrometerse sino
estando pendiente y con eficacia. Manuel ha debido mamar desde pequeño esta
servidumbre, y esto me atrevo a decirlo porque se le nota el oficio. Hubo orden
y concierto cuando las tapas fueron viniendo.
SALMOREJO DE REMOLACHA (3€) ¿Tres
euros una tapita de salmorejo? Exquisito en plato de diseño, con temperatura y
textura adecuadas. ARROZ NEGRÉ CON CHIPIRONES (2´50€) Bien presentado, aunque
un pelín pasado. Eso es un accidente y no tiene porqué ser así siempre. Sabrosito,
considerando que los chipirones se perderían por el camino y el alioli era
suavecito. PULPO EN SU MAHONESA (3€) Tierno y conseguido. Deliciosa versión particular digna de reseñar del Pulpo
a Feira, solo que sin tabla y con mayonesa. ENSALADILLA (1´50€) No sé a quién
se le ocurrió pedirla o si el camarero la recomendó, creo que no, porque fué el
único borrón, impropia de la cocina de Fernando que busca alturas y consiguió
que saliéramos casi encantados. MILHOJAS DE ATUN (3€) Tiene su mérito y encanto,
pero el pomodoro nunca puede eclipsar o camuflar el ingrediente principal cuando
se pretende comprobar si el atún es fresco y de calidad. PINCHO DE SARDINAS
(2´80€) Con un justo y conseguido marinado que no enmascaraba la calidad de los
lomos de tan humilde y preciado pescado. Nos encantaron. PINCHO DE AHUMADOS
(2´50€) Correctos sobre unas rebanaditas de pan blanco tostado. REVUELTO DE BOLETUS
(10€) Jugoso en su punto y bien conseguido. Lo mejor. Riquísimo. Entiendo que
llevaría unas virutas o polvo de trufa y no el perfume que se consigue
cocinando con ese aceite, porque si no,
no se entiende el precio por su tamaño. BUÑUELOS DE MARISCO CON ALIOLI TURQUESA
(2´20€) Que por insípidos y la ausencia de marisco, parecían comprados aunque
estuvieran napados por una original muselina pitufo que le daba frescura y
colorido al plato. La pista te la da el escandallo si un salmorejo vale tanto y
esta tapa está por debajo.
Hay una carta de vinos !!sorpresa!! sobrada para un bar de
tapas. Y hay una pizarra para que quien entienda no tenga que tomarse la
molestia de preguntar. Se agradece tomar por copas vinos de calidad. Cristalería estilizada y vajilla acorde con
el estilismo del lugar.
Los postres cremita de la Sra. Pepis (3€) solo se llevan el
aprobado, pues ese buen cocinero sin demasiado trabajo y con tiempo por delante
debió haber sabido utilizar su ingenio para deslumbrarnos, ya que le dimos la
opción de que nos ofrecieran lo que ellos quisieran.
Cuando vas al baño, te sorprende comprobar que hay de todo
lo que se necesita cuando terminas una comida. A ver, que no es para tanto,
pero como aquí no los tenemos equipados y los foráneos se asombran de que no
pueden lavarse las manos... pues yo me fijo mucho en eso.
De verdad, me ha gustado. La oferta es elaborada y acertada,
los platos están bien presentados, intentan despegarse de la mediocridad aunque tengan un par de
montaditos, chacina y algunas de esas cosas de siempre. Yo salí agradado, casi encantado, con regusto de agradecer que haya
gente que se lo está currando con la mirada al frente e intentando ofrecer (en
conjunto) algo diferente. A un chupito helado nos invitaron. Les falta un
suspiro para conseguir el éxito en la relación calidad-precio. Salimos
contentos, lo recomiendo.
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