MI
AMIGO CACHIMOTO
Tengo un
amigo que es una bellísima persona. Está casi tan descolgado como yo, pero
tiene un pasado, un presente y un futuro... y en eso levemente nos
diferenciamos. Iría a la batalla por él sin dudarlo y me partiría la cara con
quien sea por defenderlo, aunque no es hombre de escándalos. No tiene vergüenza
pero ayuda a todo el que puede y guarda un corazón más grande que su cuerpo. Me
aguanta y me quiere. Me presta dinero porque sabe que se lo devuelvo (mentira,
me daría algo sin la certeza de que pudiera reintegrárselo). Tiene un despacho
que es una ONG, donde más de uno busca amparo y un bocinazo de bienvenida con
el que él suele recibir a sus allegados. Menudo pájaro.
Viva el
Rock&Roll, Fernanda y Bernarda y Camarón, el Cante y el Baile, la
Revolución, los Toros y su Virgen de los Gitanos. Tiene el armario lleno de
camisetas recordatorias de tantísimos conciertos en los que ha estado... ahora
quiere ver a Eric Clapton. Le gusta el vino bueno, una fresquita Cruzcampo y,
si se tercia, unas calaítas de tabaco liado. Es un sibarita aunque parezca lo
contrario por ser capaz de soltarte una soflama radical con el puño en alto... Este
reaccionario de boquilla atípico me tiene el dormitorio lleno de vírgenes, pues
a ver quien tiene valor de menospreciar su voluntad y sus creencias. Si me
da una estampita, yo la guardo como oro en paño, ese metal precioso que él veta para engalanar su palio porque antes hay que
ayudar a tantísimo desdichado. ¿Han visto ustedes algo tan peculiar y raro? Es
que yo no me junto con cualquiera. Un bohemio atípico de mucho cuidado.
Yo me meto
mucho con él porque me encanta criticarlo y mosquearlo, pues nuestros
posicionamientos políticos estarán de por vida enfrentados. No hay nada que
hacer... y mira que lo he intentado. Y es que el pobrecito mío no atiende
a razones y sobrevive con sus nobles ideales entre lobos voraces. Igualmente,
mis postulados no le valen, le irritan y por eso no debate. No es un cobarde;
prefiere el amor a la guerra, y así no tener que retarse con mi afilada
verborrea.
A puntito
estuvo, años atrás, de irse al cielo con mi hermano, algo que jamás le hubiera
perdonado; pero no se qué o quién lo retuvo para que siguiera dando guerra y
formara una familia maravillosa junto a su parienta, un cielo de mujer con ojos
achinados, y criaran juntos a tres niños muy bien educados.
Me da duros
consejos, muy directos, pero también el cariño que por no encontrarlo anhelo. Así
que con las riñas y rapapolvos de mi colega me quedo (aunque rehúya de mí cuando
esta con los gitanos)con mucho gusto, aguantando todo lo que me diga, pues lleva
40 años conmigo y nunca me ha traicionado. Bueno, al menos que yo sepa, pues en
el cole todos somos malvados... te lo dice Cyrano, que lleva ya muchos palos
dados. Y es que me tiene que querer por obligación aunque le guste darme palos.
Ese es mi
amigo Cachimoto, genio y figura hasta la sepultura. No estoy dispuesto a
contrariarlo más en vano, pues ya una vez estuvimos disgustados un montón de
años... y cuando tenga constancia de que estas letras le han llegado, esperaré
unos días a que se calme antes de aparecer por el despacho. Por eso no continuo
y ya me callo, no vaya a ser que esta vez no pueda recuperarlo y me tenga que
quedar huérfano.
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