VA POR TÍ, LORENA
Ella me ayudó a paliar el dolor de mi separación... ella me
enseñó con descaro cómo hay que tomarse la vida cuando alguien por el culo te
ha dado, ella me hizo subir a arboles a
los que yo jamás hubiera trepado, ella me dio la alegría y el desparpajo que un
cacho de guayabo guarda para su amado. Era bella, era divina y todas mis
pertenencias hubiera malvendido por seguir estando a su lado.
Y espero que aún lo sea para quien la esté disfrutando. Si te
hacen daño, peluquera mía, me llamas, que en un salto voy y lo arreglo en un
par de asaltos. Aún la llamo por su cumpleaños.
Y es que la tenía trabajando justo abajo. Hasta mis pasos tenía
controlados. Qué tía, que tía, que mujer... Hacíamos el amor por la mañana, casi
todas las mañanas, temprano, cuando uno después de una ducha se pone como un
potro alterado y desbocado.
¿En la mesa 7 era mi amor donde nos acariciábamos? Y, luego
unos churros nos zampábamos en el bar de Fernando. Tú tres con café con leche templada
en vaso y yo cinco en taza con condensada junto a un latigazo. De Chinchón,
para ser más exactos. Hasta, juntos, hemos llorado en el veintitrescuarentaycuatro emocionados con una canción
canturreando. Y el día de los atentados... el 11 de Marzo.
En el Seat Ibiza (veintitrescuarentaycuatro...NN), donde nos
dimos el primer revolcón de cuidado, yo cumplía los 39 años. En Toledo lo
celebramos, desertando, pero con la ventana abierta y al mundo chillando que
éramos felices viviendo en el pecado. Ella, desnuda, a galope encima mía,
recordando a Don Pimpón, muertos de risa y contemplando la vista que desde la
ventana del hotel, el centro de esa bella ciudad nos ofrecía. Una maravilla,
una delicia. Vaya tontería... lujuria y pasión era lo que había. Por estar ahí
a sus órdenes de nuevo la vida daría. !!Cuanto te echo de menos Lorena!! Y cómo
te sigo deseando. A ti y a tu lindo cuerpo. Sí, de nuevo. Tantas y tantas
veces. Pero, vamos, que yo sé que es culpa
mía.
Y es que hemos hecho locuras de mucho cuidado. El 2344 era azul y a 160, en cuatro horas y media, nos
traía al sur. Sí, hasta a mis padres se la he presentado. Por cierto, amada mía,
mi madre falleció hace ya 5 años y, por verguenza y educación, no te he
llamado. ¿Has comprobado cuanto te he molestado estos años? Solo te llamo por
tu cumpleaños, escuetamente me expreso y corto me quedo en mis lamentos...Pero, vamos, que yo sé que es culpa mía.
Si por mi fuera, me metería dentro del teléfono hasta llegar a
tí para besarte de nuevo. Si, otra vez, de nuevo, para adorarte... con un verso pegado a tu oreja y una caricia estimulante...con
arte!! ¿Recuerdas cuando te enseñé Sevilla y su río y acabamos cenando en Casa
Robles, un magnífico restaurante?
Acabamos abrazados con las canciones de Pasión Vega
compuestas por Martínez Ares... Era tan
grande su amor, que se hizo el fuerte para no mentir, y sin mirarla le dio dos
rosas que le arrancó de un jardín. Ella
las puso en un florero a que les diera la luz del basurero. Lo que daría
por tenerte sumisa en mis brazos mientras te venero y te miro con ojos
malvados.
En pie puse a un comedor entero de un restaurante para
felicitarla por su santo mientras ella, al teléfono, oía los compases del
improvisado coro que yo había preparado.
Que
curioso es el silencio... no sé qué es lo que es,
pero hay algo en nuestras vidas, y en esta noche yo enloquecería si al amanecer te fueras sin haberte dicho: Yo he sido tan feliz contigo!!
pero hay algo en nuestras vidas, y en esta noche yo enloquecería si al amanecer te fueras sin haberte dicho: Yo he sido tan feliz contigo!!
Sobre un
roído colchón se le entregó sin apenas comer, y el miedo le susurró que uno y
uno siempre suman tres...
A dos
voces mirándonos como enamorados, aprovechando los últimos
coletazos, pues ya sabíamos ambos que aquella preciosa historia acabaría tarde
o temprano.
Yo puedo hacer que traiga la noche media luna fría,
puedo fingir que no te he visto,
pensar que no soy lo que querías pero con todo te lo digo:
YO HE SIDO TAN FELIZ CONTIGO... yo he sido tan feliz...
A Escocia me tuve que ir para paliar mi desastre. En Aberdeen
logré despejarme, pero nunca olvidé sus detalles, sus cambios de imagen y sus
pucheritos mimosos cuando yo le daba de comer. Lo que hemos disfrutado con la
comida. Y la bebida.
Aquí tengo, justo delante, mi guitarra, y siento la tentación
de componer algunos versos para venerar aun mas a tan deseada amante. Amante
que me dejó antes que yo a ella porque era más lista que el hambre e intuía que
conmigo no podría salir adelante.
A veces
sueña con tu alegría mi melodía. A veces sueño del aire que nos caemos...
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