LOS NIÑOS
BIELORRUSOS
Veinte veces
que vas al trabajo y veinte veces que sueltas un euro por puro chantaje para
que a tu coche no le hagan daño, veinte cafés en el bar de abajo, veinte
moneditas en la maquinita porque te picas con el de al lado. El gorrilla (bueno
o malo) se queda con más dinero tuyo al año que las Hermanitas de la Cruz,
Cáritas o el Comedor Social, que son los que realmente mitigan el hambre y la necesidad. Hasta, igual, eres de los que
van a misa por obligación, sin devoción ni convicción, y sueltas un billetito
para que todos te vean volcarlo. Así, solo tú crees que un acto de bondad has
ejecutado.
Os propongo
que prestéis unos minutillos de atención
leyendo este escrito de información, pues igual cambiáis de opinión y, sin
tener que llegar a ser un santo, reconsideráis el destino de vuestra cuota de
caridad, sin la frialdad de tener que domiciliar un recibo en el banco.
Hay en
nuestro pueblo una Asociación que se dedica a acoger niños bielorrusos durante
2 meses al año y, de esta manera, paliar las desdichas de estos chicos desgraciados
expuestos a la basura radiactiva durante 10 meses al año. Estos peques son
iguales que tus hijos, los de tu vecinos o los compañeros del cole. Están
deseando hacer amigos y disfrutar de nuestra algarabía y su nueva familia de
acogida. Aprenden rápido a expresarse y están deseando que alguien los abrace. Los
testimonios son sobrecogedores y las vivencias enriquecedoras. Que digo yo
que tendremos que hacer algo y no mirar
para otro lado, pues lo único que en esta historia está claro, es que ellos no
buscaron los vientos y los flujos de este puto mundo que tampoco crearon. Aquí
estoy yo colocando huchitas (estoy de ellas hasta la cintura, pues las
contestaciones negativas son muy duras) y guardando, rencorosamente, los
bofetones que me he llevado. ¿Ven como no hay que ser ningún santo? ¿Solidario?...
bueno. Que cada uno lo llame como quiera; yo lo hago por egoísmo y agradecido,
pues esta movida hace que me sienta mejor conmigo mismo. Dios o quien quieras
inventarte estará siempre ahí, en el imaginario de cada persona, pero con estos
chicos se puede estar más cerca de la caridad que buscando oro para tu
hermandad. Pensadlo.
Pues, esta
gente tienen que pagar el avión, el autobús para recogerlos y volverlos a
llevar a Madrid, los traslados, el día de playa... etc. Y es que Bielorrusia no
está precisamente ahí al lado. Que digo yo que a la ASOCIACION NIÑO PERDIDO habrá
que echarles una mano. 687433000 es el
teléfono de contacto. Lo maravilloso sería que alguna nueva familia se
concienciara con este drama y se sume a tan bonita causa, acogiendo a un
bielorrusito en su casa. Los puerros, cebollas, pimientos y berenjenas que
tienen en su aldea sembrados están contaminados... por ello su esperanza de vida
es de 48 años. Con muy poquito son felices, solo quieren bañarse en la piscina
y alucinan con el contenido de un frigorífico. La mitad de ellos sufren el
añadido de que sus padres están alcoholizados, pues allí el Vodka hace
estragos. Son la mar de educados, hasta piden permiso para ir al baño. Traen su
certificado médico que detalla que no hay riesgo de contagios.
Hubiera
querido plasmar en esta página el número de la cuenta del banco, por si alguien
quisiera rascarse el bolsillo, pero, inexplicablemente, no han querido
facilitármelo. La idea es que alguna familia se quiera sentir "padres de
acogida" y así paliar la falta de calor que tienen en sus vidas. Quien
quiera ayudar tendrá que ponerse en contacto con la asociación. Repetimos: ASOCIACION
NIÑO PERDIDO (687433000). Hay muchas formas de colaborar.
Que tengan ustedes
un buen día y luego se acuerden de las caritas de estos pobres desdichados.
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