EL PADRE
DE LA 'PATRIA' ANDALUZA QUISO DAR ANDALUCÍA A MARRUECOS Y QUE SE LLAMARA
AL
ANDALUS
Artículo escrito por un tal FERNANDO PAZ.
El Parlamento andaluz
homenajea a Blas Infante, contemporáneo de los nacionalismos catalán y vasco,
quien decía querer separarse de España y reivindicaba Al-Andalus. El Parlamento andaluz celebró el sábado el
acto conmemorativo por el 128 aniversario del nacimiento de Blas Infante.
Abogado malagueño de clase acomodada, Blas Infante es considerado como el padre
del nacionalismo andaluz, mercancía política que –añadiéndole unas gotas de
conciencia social– envolvió bajo la etiqueta de andalucismo.
Contemporáneo del
orto de los nacionalismos catalán y vasco, Infante debe ser interpretado como
un producto de aquel país sin aliento, de esa España que para Cánovas apenas
suscitaba la adhesión de quienes no podían ser otra cosa.
LA TUMBA DE
AL-MUTAMID
Lo cierto es que el nacionalismo de Blas Infante estaba
construido sobre la antítesis de España. En eso era similar al vasco. Infante
reinterpretaba la historia de España y, especialmente la de Andalucía, en clave
de derrota.Su proyecto andalucista se identificaba con el islam hasta el punto
de convertirse él mismo a esa religión, algo negado durante cierto tiempo pero
de lo que hay testimonios suficientes; hoy, cuando la corrección política
admite sin inconvenientes tal adscripción, la conversión de Blas Infante es reivindicada
sin tapujos por los creyentes musulmanes.
No sólo eso: los islamistas que ahora
pretenden Al Andalus, reconocen que los textos en los que Infante reclama
“tolerancia y libertad” para el islam, tienen por único objetivo el de
equiparar por razones tácticas, y no por convicción, a este con el
cristianismo. Hoy, parece haber pocas dudas acerca de la conversión de Blas
Infante a la fe de Mahoma.
Como todos los nacionalistas, buscó destruir eso que él
denominaba despectivamente “la vieja España”, de la que decía querer separarse
y cuya unidad consideraba “resguardo de miserables intereses”. Así, estableció
contactos en 1928 con los nacionalistas gallegos, con quienes llegó a cooperar
asiduamente, y en 1934 visitó a Companys en su encierro en el penal del Puerto
de Santa María, donde se encontraba condenado por su tentativa secesionista de
ese año.
Blas Infante aspiraba a unir Andalucía con Marruecos. Aunque
afirmaba que sólo habían existido tres realidades en las que reconocer a la
Andalucía histórica (Tartessos, la Bética romana y Al Andalus) se trataba de
una excusa argumental: al Infante no le interesaba en lo más mínimo sino la
etapa andalusí. Y en búsqueda de tal identidad, llegó a imaginar la existencia
de un idioma propio, porque “el lenguaje andaluz tiene sonidos los cuales no
pueden ser expresados en letras castellanas. Al alifato, mejor que al español,
hay necesidad de acudir para poder encontrar una más exacta representación
gráfica de aquellos sonidos”.
El día 15 de septiembre de 1924, durante una estancia en
Marruecos, Blas Infante pronunció la profesión de fe que se exige a todo
converso al Islam: “No hay más Dios que Alá y Mahoma es su enviado.”
Pero Blas Infante no se limitó a recitar la Shahada, sino
que muy significativamente lo hizo en la mezquita de Agmat, sita cerca de
Marrakech –lugar del cual Infante llegó a afirmar no sentirse forastero–, y
ante la tumba de Al-Mutamid, último rey musulmán de la taifa de Sevilla que
había acudido allí para solicitar la ayuda almorávide.
Notable poeta, Al-
Mutamid siempre ha concitado las simpatías de los admiradores de la presencia
musulmana en España, y Blas Infante quiso rendirle el correspondiente homenaje.
Como colofón a su conversión cambió su nombre cristiano por el de Ahmed,
ceremonia de la que fue testigo Omar Dukali, descendiente de Al-Mutamid.
FRACASO EN LAS URNAS.
Ya en 1921, Blas Infante había escrito un drama teatral,
Mutamid, último rey de Sevilla. Desde entonces, dedicaba una hora al día a
estudiar el islam, y los dos ejemplares del Corán de su biblioteca están llenos
de sus anotaciones manuales en los márgenes. Como posteriormente admitió su
propia hija, Infante puso un particular empeño en aprender el árabe, que
aprendió con gran perfección.
Proclamada la II República, Infante ya no se cuidaba de
disimular, como había venido haciendo hasta entonces. Se edificó una casa en
Coria de Río inspirada en la arquitectura andalusí a la que bautizó en árabe
como “la Casa de la Alegría” (Dar al-Farah). Sin embargo, sus tentativas de
obtener un acta de diputado se estrellaron contra la voluntad popular, tanto en
1931 como en 1933. Los sucesivos fracasos le fueron radicalizando
progresivamente; en el verano de 1936 rumiaba su posible candidatura honoraria
para la futura autonomía andaluza pero la Guerra Civil, al poco de estallar,
terminaría no sólo con su proyecto, sino con su vida.
Fdo: FERNANDO PAZ.
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